martes, 2 de junio de 2009

HACER EL AMOR HABLANDO

Existe hoy
una gran frigidez mental
y el sexo oral,
se diluye entre caricias de ignorancia
y juegos sexuales de incomprensión.
Es que buscar
con quien
hacer el amor hablando
no es cosa fácil
y este tipo de prostitución
lastimosamente,
no ha surgido.

Si existiera la prostitución verbal
que nos dejara disfrutar
el sexo oral
se podría, transgredir el tiempo
buscando los colores excitantes
épicos
murmurantes
contradictorios, escépticos
cabalgando en la figura del viento
cuando más nos parece ignorante
exótico, viril, o siniestro
intercambiando
en las conversaciones,
con los olores que dibuja el pensamiento
siempre atraído
por lejanos e inconscientes sonidos
lúgubres o lujuriosos
revestidos del miedo normal,
que se siente
en los momentos vividos
distantes, solemnes, o hermosos
que contagian el roce de los conceptos
con la divina transparencia
del placer de decir
sin nombrar lo supuesto.

Para hacer el amor hablando
se requiere la paciencia que reviste
lo que no se comprende
tocando suavemente lo escondido
desplazando
el encanto en los recuerdos
al mágico impregnante
de las inquietudes concisas,
hilvanantes
con los inconvenientes, muertos
ahogados tras los múltiples
intentos de entender
llenos de sensaciones complejas
inimaginables
solo comparables
con aquellas
del instante regalado por el cielo
después de lo brutal
entre dos pensamientos que se besan
eufóricos, climáticos
luego del mágico y lógico silencio
de la espera, que se gasta
en sueños y meditaciones.

La ventaja del sexo oral,
es que no puede ser discriminado,
ni despreciado
si son auténticos
quienes lo hacen
porque, no tiene sexos
y puede ocurrir entre varios integrantes
sin homofobia, ni ser un transexual
sin miedo al asedio, al repudio, al prejuicio.

Y la impotencia
que en lo carnal, nos mata
cuando el fervor se cae
cuando no tiene fuerza
si se hace el amor hablando
alcanza su tamaño
se estira mas allá, de la conciencia
penetrando profundo
tocando el fin.

Y los fluidos
que se intercambian
por no tener color
no manchan el sabor sobre la cama.

Por eso recomiendo
siempre que se quiera amar
agotar mucho más
las locuras del momento
sin dejar nada atrás
imaginando todo,
disfrutando lo tierno
de la humedad que fluye
del sudor resbalante
del calor del infierno
el mismo, sofocante
que surge en el pecado.

Y después,
comprobar lo mejor
el sexo oral
haciendo el amor, hablando.

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